Los días que tú me diste, fueron suaves melodías
Para mis ojos sin brillo, para mi cuerpo con frío.
Y entre sábanas de lino, que secaban el sudor,
Nos fuimos conociendo , nos dimos al amor…
No tenía pensamientos, solo el placer de sentir,
Solo tu miel en mis labios,
Solo mi olor en tu piel.
Las agujas del reloj, aprendieron a marcar
el tiempo con los latidos fuertes de tu corazón.
Y se dieron a la fuga las horas y los minutos,
Que no entendían el ritmo tan tuyo, tan mío, tan nuestro…
El silencio se llenó de gemidos excitados,
De caricias sublinguales,
De sonrisas entregadas al deseo sin control
y los cuerpos enlazados a la magia de este amor.
Todo me diste, todo te di,
Lo que más añorabas, lo que nunca sentí,
Y ahora que estás tan lejos, yo quisiera regresar
Al punto exacto donde tu cuerpo, hizo que el mío,
Volviera otra vez a amar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario