sábado, 21 de octubre de 2017

viernes, 20 de octubre de 2017

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ESENCIA




Mirarme desnuda de frente al espejo
me cuesta trabajo, me abraza el recuerdo,
es de gran impacto ver como mi cuerpo
va dejando huellas de todo su tiempo.
Y veo en mi cara un dulce reflejo
con esas arrugas que enmarcan mis ojos
en las comisuras de esta sonrisa,
se cuentan historias de viejas heridas;
después analizo sin piedad mi piel,
aún sigue suave, más en cada espacio,
encuentro los rastros del tiempo olvidado.
Con kilos de más, con tanta experiencia,
la vida me pide tenerle paciencia,
llega ya el momento de pagar la cuenta,
de saber que empiezo a bajar la cuesta.
Pues cada mañana me sorprende algo,
que no veo igual, que más fácil caigo.Perderé el oído, el gusto, la vista,
y la hermosa piel que me dio la vida.

Pero lo que nunca se llevará el tiempo
será este amor que llevo tan dentro,
ni las emociones, ni los buenos ratos,
ni las carcajadas, ni tantos abrazos.
Y estas palabras que arropan mi llanto
contarán la historia de este ser que soy,
de lo que viví, de lo que inventé,
de lo que no fue pero me creí.
En breves historias, poemas, y versos,
rondará mi esencia al dejar mi cuerpo.

miércoles, 18 de octubre de 2017

martes, 17 de octubre de 2017





Entonces apareció el zorro: -¡Buenos días! -dijo el zorro. -¡Buenos días! -respondió cortésmente el Principito que se volteó pero no vio nada. -Estoy aquí, bajo el manzano -dijo la voz.-¿Quién eres tú? -preguntó el Principito-. ¡Qué bonito eres! -Soy un zorro -dijo el zorro. -Ven a jugar conmigo -le propuso el Principito-, ¡estoy tan triste! -No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado. -¡Ah, perdón! -dijo el Principito. Pero después de una breve reflexión, añadió: -¿Qué significa “domesticar”? -Tú no eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas? -Busco a los hombres -le respondió el Principito-. ¿Qué significa “domesticar”? -Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas? -No -dijo el Principito-. Busco amigos. ¿Qué significa “domesticar”? -volvió a preguntar el Principito. -Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa “crear lazos… ” -¿Crear vínculos? -Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú para mí todavía no eres más que un niño igual a otros cien mil niños. Y no te necesito. Tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo… -Comienzo a comprender -dijo el Principito-. Hay una flor… creo que ella me ha domesticado… -Es posible -dijo el zorro-, en la Tierra se ve todo tipo de cosas. -¡Oh, no es en la Tierra! -exclamó el Principito. El zorro pareció intrigado: -¿En otro planeta? -Sí. -¿Hay cazadores en ese planeta? -No. -¡Qué interesante! ¿Y gallinas? -No. -Nada es perfecto -suspiró el zorro. Y añadió: -Mi vida es monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Así es que me aburro un poco. Pero si tú me domesticas, mi vida se llenará de luz. Reconoceré el sonido de tus pasos que serán distintos de todos los demás. Los otros pasos harán que me esconda bajo la tierra. Los tuyos, en cambio, me harán salir de mi madriguera como una música ¡Mira! ¿Ves allá los trigales? Yo no como pan. Los trigales no significan nada para mí y eso es triste. Pero tú tienes los cabellos color de oro. Entonces, si me domesticas, será maravilloso, porque el trigo, que es dorado, me hará recordarte. Y amaré el sonido del viento en el trigo… El zorro guardó silencio y miró detenidamente al Principito: -¡Por favor… domestícame! –dijo el zorro. -Me encantaría -respondió el Principito-, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que descubrir amigos y conocer muchas otras cosas. -Sólo se conocen las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no se dan tiempo para conocer nada. Compran todo hecho en las tiendas. Pero como en las tiendas no venden amigos, los hombres ya no tienen amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame! -¿Qué debo hacer? -preguntó el Principito. -Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Al principio te sentarás un poco lejos de mí, así, de esta manera, sobre la hierba. Te miraré de reojo y tú no dirás nada. El lenguaje es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca…El Principito volvió al día siguiente. -Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que volvieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las tres comenzaré a ser feliz. Y cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro ya estaré inquieto y preocupado; ¡y así, cuando llegues, descubriré el precio de la felicidad! Pero si llegas a cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón… Los ritos son necesarios. -¿Qué es un rito? -dijo el Principito. -Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día sea distinto de otros días, una hora, distinta de otras horas. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. El jueves salen a bailar con las muchachas del pueblo. Entonces el jueves para mí es un día maravilloso, porque puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores bailaran en cualquier momento, todos los días serían iguales y yo no tendría vacaciones. Así fue como el Principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando la hora de partir, el zorro dijo: -¡Ay… lloraré! -Es tu culpa -dijo el Principito-. Yo no deseaba hacerte daño, pero tú quisiste que te domesticara. -Por supuesto -dijo el zorro. -¡Pero vas a llorar! -Claro que sí. -¡Entonces no has ganado nada! –dijo el Principito. -Claro que sí -dijo el zorro- Gané el color del trigo. Y agregó: -Ve a ver las rosas otra vez; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Luego vuelve para que me digas adiós y te regalaré un secreto. El Principito fue a ver las rosas. -Ustedes no se parecen en nada a mi rosa; no son nada aún –les dijo-. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como era mi zorro: un zorro parecido a miles de zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora él es único en el mundo. Las rosas se sintieron molestas. -Ustedes son muy bellas, pero están vacías –les dijo el Principito-. Nadie daría la vida por ustedes. Por supuesto que cualquiera al pasar podría creer que mi rosa se les parece. Pero ella sola es más importante que todas ustedes juntas, porque fue a ella a quien regué. Fue a ella a quien abrigué con un fanal y a quién protegí detrás de un biombo. Porque por ella eliminé las orugas (salvo dos o tres que se hicieron mariposas), y es a ella a quién escuché quejarse o vanagloriarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa. Y volvió donde el zorro: -Adiós… -dijo el Principito. -Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy sencillo: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible para los ojos. -Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el Principito, para recordar. -Es el tiempo que has dedicado a tu rosa lo que la hace importante. -Es el tiempo que he dedicado a mi rosa… -repitió el Principito, para recordar. -Los hombres han olvidado esta verdad, pero tú no debes olvidarla –agregó el zorro-. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa… -Soy responsable de mi rosa… -repitió el Principito, para recordar. Y tendido sobre el césped lloró.










jueves, 12 de octubre de 2017



" ... Anoche mientras caían estrellas, mi cuerpo se deshojaba con el viento. 
Sin ser flor, se desprendieron como pétalos los sueños, despojaron hasta las penas, y desaparecieron los pensamientos. 
Esperé hasta no ver ni un poro de mi piel. Y ¿saben qué?, ligera quedé de cargas. 
Ahora me he convertido en aire fresco, viajaré por el mundo: libre de recuerdos... 
Acariciando con besos eternos cada árbol, cada rosa, cada humano... 
Tocaré el océano y haré que calmen las erupciones. Prefiero bailar con olas revoltosas en la orilla de ilusiones. 
Soy aire, y nadie puede detener mi paso. Aunque algunas veces estoy estrellada en la tierra sin movimiento, y otras volando en el cielo.
 Esa es la maravilla de ser invisible, que puedo tocar el santuario de los sentimientos..."
Ojalá pudieran desaparecer las cargas, y volar libres como el viento. 
El simple hecho de ser humanos: es complicado, y de paso la sociedad que nos rodea, corrompe y destruye la pureza que nos pueda quedar. Contaminando el aire.
 Lo que hace, que sea más difícil volar... 
Quedan las letras para soñar y con ellas somos libres en cualquier lugar...