viernes, 24 de abril de 2015

Un año más cumplido...



Hoy vuelvo a ser la niña que fui, aquella que era feliz con tan poco, tal vez porque cuando el amor no abunda, una valora aún más, una sonrisa, una caricia, un abrazo, un te quiero y ni hablar de un TE AMO.
Volver a mis raíces, ver como están, cambiar la tierra, nutrirlas, sacar lo seco y si es necesario, trasplantar, porque , de nada sirve volver a nacer en un lugar donde sabemos que nada va a florecer.
Cuando esté segura de que nuevamente encontré mi lugar, le pediré al viento que acaricie mi cuerpo y cual hojas de Otoño, se desprendan y vuele, todo lo que fue y ya no volverá a ser.
Quedar completamente desnuda ...
Allí se podrán ver las cicatrices que me ha dejado la vida a lo largo de estos 52 años, algunas más profundas que otras, pero es inevitable no tenerlas.
Ellas me darán la fuerza y la memoria de saber que fueron batallas superadas, la esperanza para saber que se puede y la energía que se debe de tener para afrontar todo lo nuevo que se avecina.
Se que la lluvia y el sol harán lo suyo para que nuevamente vuelva a florecer.
Se también que debo dejar al tiempo hacer su trabajo.
Porque al fin y al cabo, debo comprender, que aunque nadie perciba mi presencia, el fruto cae de maduro... y todo vuelve a comenzar ...

Gracias a todos aquellos que se acordaron de saludarme y a los que no también, ya que todos cumplen una función en el ciclo de la vida.
Y sabemos, que hasta el estiércol nutre ...
Esta soy soy, la que siempre fui, mi esencia no ha cambiado, solo tengo un año más vivido ...


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