jueves, 13 de agosto de 2015




Si va usted a quererme, hágame el favor de quererme sin peros.
Dígame “La quiero”. 
Y punto. 
Sin peros en la lengua. 
Y si no es así, vaya por donde vino y gaste sus peros en otra que los quiera. 
Y cuando ya no le quede ninguno, venga y búsqueme, pero sin peros, que espero que me encuentre.



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