Pocas veces en la vida nos dedicamos a observar por algún instante nuestra mirada,
esa mirada que mientras se mire a sí misma,
logra escapar de lo vano y efímero,
estériles apariencias y letales prejuicios
que deshonran nuestro infinito potencial de crear y volar,
de soñar y luchar, de amar lo que somos
porque somos TODO lo que necesitamos
para vivir en la más absoluta e inquebrantable Felicidad.
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