domingo, 24 de julio de 2016



El viento arrastra sus chales de viento, también las imágenes que construyen nuestros gestos cuando el ambiente se hincha con el vapor de las bocas y las miradas congeladas cuelgan de la lámpara. El invierno aquí despierta lugares de percepción pues,la nieve cae con gusto a universo. Y la ciudad no sabe lo que le pasa, como el pobre corazón no sabe lo que quiere.No obstante, entre esta niebla que domina el poema vislumbra cierta calidéz, que es la del amor que es refugio: Cerremos la ventana a este cielo de cobre y tengamos, en estas horas crepusculares,una mujer o un hombre al lado, en el hogar un leño ... 










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